CINCO SESIONES
Siempre lunes de 19:15 h. a 21:00 h.
ESPACIO RONDA
(Ronda de Segovia, 50, Arganzuela, 28005 Madrid)
28 de abril; 12 y 26 de mayo; 9 y 23 de junio
La clase 1 ( del 28 de abril) se aplaza al viernes 2 de mayo a las 11:30hrs.
Quien no pueda asistir presencialmente recibirá la grabación de la clase.
PRECIO: 150 euros
“La ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad.”
Immanuel Kant
Una mirada joven y vivaz sonríe inteligente en un rostro coronado por una peluca empolvada de talco. Es Jean Le Rond D’alembert, filósofo, matemático y coautor de L’Encyclopédie. ¿Por qué sonríe? La respuesta es sencilla. Sonríe, porque sabe que el momento ha llegado… la Era de la Razón.
La Ilustración fue un ansiado amanecer que rasgó el cielo opaco de la oscuridad precedente. Por eso conocemos al XVIII como “El Siglo de las Luces”. Hombres y mujeres (con más libros que armas y más preguntas que respuestas) decidieron que ya no querían vivir arrodillados ante dioses, reyes o supersticiones. Y así, buscaron en la Razón una brújula y el la duda, una forma de Libertad. Fue el siglo en el que pensar se volvió un incontestable acto de valentía: Kant, con su llamado a la mayoría del edad del pensamiento, nos invitó a salir del sueño guiado por otros; Rousseau habló de cadenas invisibles y de la naturaleza buena del ser humano; Voltaire dinamitó fanatismos con afilada ironía… De este modo la Razón ya no fue servidora del trono o del altar sino una llama viva en manos del pueblo. Y esa llama se convirtió en incendio… La libertad, la igualdad, la fraternidad dejaron de ser sueños abstractos
y se escribieron en muros, en marchas, en himnos. De aquella fuente brotaron la ciencia moderna, la educación pública, la idea (tan nueva entonces) de que todos tenemos derechos, por el solo hecho de haber nacido humanos. Enciclopedias, cafés, periódicos, universidades: templos nuevos donde no se reza, se razona.
Sin embargo, toda luz proyecta sombra. Con el paso del tiempo, la misma razón que liberó al hombre, intentó domesticarlo. Quiso medirlo todo: cuerpos, razas, emociones y almas. Y en su afán de claridad, olvidó que hay zonas del ser donde la oscuridad no es ignorancia, sino misterio que no debe ser vencido. La Edad de la Razón convirtió también al mundo en máquina, a la Naturaleza en recurso, a la vida en cálculo. D’Alembert nos enseñó las ecuaciones diferenciales y las derivadas parciales…
Hoy, caminamos entre ruinas y monumentos de aquel sueño de iluminación que fue la Edad de la Razón, en aquel siglo que soñó con la Luz. Usamos sus palabras, vivimos sus logros, pero también cargamos con sus excesos. La Ilustración nos enseñó a pensar, pero no siempre a sentir. Nos dio voz, pero a veces nos hizo sordos al susurro del alma.
150.00 €