CINCO SESIONES

Siempre lunes de 19:15 h. a 21:00 h.

ESPACIO RONDA

16 y 30 de septiembre, 14 y 28 de octubre y 11 de noviembre

PRECIO: 150 euros

Como una enfermedad, como una ponzoñosa epidemia, como un mal implacable, “lo barroco” se apodera de todos aspectos de la vida del europeo del siglo XVII, hasta sus más íntimos recodos. Mucho más que un estilo artístico, el término “barroco” proviene del portugués (barrôco), y se utilizaba para nombrar unos tipos de perlas que, irregulares y amorfas, se alejaban de la morfología canónica. Lo barroco apela por tanto a la degeneración, a la excentricidad. La fiebre barroca aparece siempre en un mundo en deconstrucción, decadente y algo marchito, desesperanzado, falto de ideales, ansiosamente abrazado a la mera supervivencia. Un mundo de promesas incumplidas, huérfano de futuro, en el que cuesta escudriñar lo metafísico y la falta absoluta de intuición se sustituye por el más agudo ingenio, esclavo poeta de la evasión y el letargo. Es por lo tanto el barroco un mundo de sensualidad, materia y cuerpo. Un mundo de placeres y dramas existenciales, de monstruos disfrazados, místicos fanáticos y espiritualidades rocambolescas. Es el reino del exceso, el triunfo de lo subjetivo y la cruel venganza de lo ambiguo. Y en medio de semejante debacle, en medio del despropósito político y el extremismo religioso emergen a pesar de todo (o tal vez por todo ello) Shakespeare, Velázquez, Lope, Bernini, Calderón, Rembrandt, Molière, Bach… Y también Kepler, Galileo. Descartes, Newton… ¿Cómo es posible?

Y ahora la gran pregunta: ¿Pero es el Barroco exclusivo del siglo XVII, o toda época ha tenido, tras un sublime “clasicismo”, su propia etapa “barroca”? ¿Hay un barroco “trans-histórico”, bajo cuyas leyes debemos entender el arte helenista griego, el gótico florido, el romanticismo del XIX, o el mismo modernismo?… Y más aún: ¿No estaremos sumidos hoy en día, en la más grande de las fiebres barrocas, que jamás ha padecido la historia del arte y la humanidad entera?

150.00