CURSO EXCLUSIVAMENTE PRESENCIAL
Sábado 14 de diciembre
De 11:00 h. a 14:00 h.

En el Espacio Ronda

«Huyo para encontrar un nuevo hogar. Que no digan que soy un criminal. Soy un hombre que busca ayuda, un artista que busca misericordia»…

Estas son palabras de Michelangelo Merisi, al que todos conocemos como Caravaggio, poco tiempo antes morir proscrito de su amada Roma, sin haber cumplido los 40 años, solo, enfermo y fracasado. Y sí: posiblemente fue un delincuente, un criminal, un asesino. Violento desde su juventud, turbio y pendenciero, toda su vida se vio envuelta en polémicas, en peleas, vendettas, traiciones, estafas, ajustes de cuentas… Frecuentaba tabernas y prostíbulos, pero también palacios y salones; vivía con atropello, pero pintaba con virtuosismo y exquisitez; fue un hombre condenado a muerte, pero su inmortalidad en el arte es indiscutible: ningún pintor encarna mejor el barroco de Caravaggio. Su influencia en la historia de la pintura lo convierte en uno de los más grandes genios. Caravaggio es como su obra: destellos de vívida luz, inmersos en la más tenebrosa tiniebla.