Jesús, El Galileo

CINCO SESIONES
Siempre lunes a las 19:15 h.

En el ESPACIO RONDA
FECHAS: 13 Y 27 DE ENERO; 10 Y 24 DE FEBRERO; 10 MARZO

DESCRIPCIÓN

“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; 
como yo os he amado, que también os améis unos a otros. ³⁵ 
En esto conocerán todos que sois mis discípulos,
si tuviereis amor los unos con los otros.”

Juan 13:34

El mensaje no puede ser más claro, directo, incontestable y esperanzador: amar al prójimo. Y sin embargo la persona que proclama esta revolución ética y espiritual, Jesús de Nazaret, sigue siendo un misterio con muy difícil solución: un hombre que inspiró el cristianismo, sin ser cristiano, y que técnicamente no fundó en sí misma ninguna religión. Porque el cristianismo no es una religión, sino muchas y muy diversas, todas ellas forjadas siglos después de la vida del galileo. ¿Quién fue Jesús? Para algunos, un personaje histórico cuestionable, un carpintero o un pescador de la remota Galilea, tal vez un curandero ambulante con ínfulas proféticas… Para otros, el Mesías, el Cristo, el hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado para la salvación de la humanidad… En el medio de los opuestos, un modelo moral, un estoico ejemplar, un pacifista iluminado al servicio del amor fraterno, protagonista de unos magníficos relatos simbólicos… ¿Quién es entonces Jesús, el galileo?

Ante semejante figura pensamos que no debe importar tanto el peso de su realidad biográfica como la sublime elaboración posterior de su vida y sus enseñanzas, en la génesis de una espiritualidad que será la base para toda la cultura occidental, seña de identidad y hogar narrativo de millones de seres humanos y cientos de generaciones. Reflexionemos pues sobre Jesús, uno de los personajes más grandes e influyentes de la humanidad y sin embargo, un sencillo galileo.

Este curso no es ni dogmático ni confesional. Pretende ser profundamente respetuoso con todas las posturas (creyentes, no creyentes, agnósticos, ateos, indecisos o ignorantes…) y en la medida de lo posible, objetivo. Nuestro interés no radica en la figura teológica de Cristo, sino en la construcción simbólica del mismo, especialmente en su dimensión cultural y su manifestación artística.